Las personas que padecen de síndrome intestino permeable (SIP) presentan una serie de síntomas que trastocan la manera en la que llevan su vida. Constipación crónica y acumulación de gases pueden ser algunos de ellos.
Es muy posible que quienes lo poseen ni siquiera sean conscientes de esto, puesto que los síntomas aparecen de forma dispersa. Muchos desconocen que el sistema digestivo es el pasaporte para tener un buen estado de salud y no se dan el tiempo para evaluar lo que comen.
¿Cuándo aparece el síndrome de intestino permeable?
La permeabilidad del intestino es natural y deja pasar las moléculas que sirven para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes más importantes. De hecho, esta función es primordial para las células que se encuentran en la pared intestinal.
Sin embargo, cuando esto se ve comprometido en las uniones estrechas, que son las aperturas de las células epiteliales, se permite el paso de las toxinas, microbios y partículas de comidas al torrente sanguíneo. Como consecuencia hace que todo eso pase por el cuerpo y es cuando se hace presente el aumento significativo del intestino.
La mala alimentación y otras afecciones pueden ser las responsables de esos cambios bruscos en el funcionamiento del intestino. Si la condición persiste puede empeorar por la presencia de otros agentes nocivos que modifican la manera en la que se absorben los alimentos, generando patologías realmente importantes; tales como: tiroiditis de Hashimoto, artritis reumatoidea, celiaquía o enfermedad de Crohn.
Alimentos que propician el síndrome de intestino permeable
Los alimentos que contienen lecitinas figuran en la lista; entre ellos la yema de huevo, soja y derivados, maíz, girasol. Así como las nueces, cacahuete, sésamo, lentejas negras pueden causar este tipo de irritación digestiva.
No obstante, si se remojan y lavan antes de la cocción puede que esta sustancia sea eliminada efectivamente para evitar la inflamación del intestino. Otros elementos que suelen causar síndrome de intestino permeable son las saponinas. Estas se encuentran en la cáscara de la patata, tomate, quinoa y la alfalfa.
Al momento de preservarlos y cocinarlos es preciso tener presente ciertas medidas. En tal sentido, los azucares refinados, frituras, saborizantes, alcohol y comidas procesadas son los principales responsables de que el intestino se inflame causando molestias y múltiples problemas.
Otros factores que alteran la función del intestino
Además de los alimentos existen otros elementos que pueden modificar, considerablemente, la manera en la que el intestino cumple su función. Entre ellos se encuentran: estrés crónico, sobre crecimiento bacteriano, presencia de patógenos parasitarios, candidiasis y helicobater pyloru.
Finalmente, el intestino desempeña un papel fundamental en la absorción de los nutrientes y, por ende, ayuda al sistema inmunológico. Es recomendable mantenerlo en buen estado para que su permeabilidad no se vea afectada y así evitar la aparición de patologías asociadas al SIP.
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